Por Eduardo Tena Díaz-González, Director de Deporte y Cultura, Colegio Alerce.

Es importante que desde edades tempranas nuestros hijos desarrollen alguna actividad física o que practiquen algún deporte, ya que esto repercute directamente en el aspecto afectivo, cognitivo y en el desarrollo social del niño.

En la carga genética vienen vinculados aspectos fundamentales como son la velocidad, la estatura, transformación de la masa muscular y la fortaleza ósea, los cuales son determinantes para un buen desarrollo de la actividad física y posteriormente la deportiva, aunado de manera externa a la dieta y condiciones ambientales.

Empecemos por diferenciar el deporte y la educación física.

De acuerdo a la Real Academia Española, el deporte es la actividad física ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.

Educación física es el conjunto de disciplinas y ejercicios encaminados a lograr el desarrollo y perfección corporales. Por lo anterior, la esta última desarrollará diferentes habilidades, por ejemplo: la percepción espacial que es saberse situar, o sea, arriba, abajo, dentro, etc. También la coordinación motriz, los movimientos de combinación entre brazos y piernas. A nivel social, los niños aprenden a asumir valores como la responsabilidad, respeto, trabajo en equipo y compromiso, así como a lidiar con el éxito y el fracaso.

Desde Preescolar la psicomotricidad como disciplina de desarrollo físico y mental debe de ser imprescindible en el crecimiento de los niños y aún después, ya que está comprobado que alumnos con motricidad fina y gruesa bien trabajada, se desenvuelven mejor física y mentalmente.

El éxito y prevalencia del niño en la disciplina deportiva va a depender de numerosos factores entre los cuales destacan los siguientes:

  • Que el niño participe en la elección de la disciplina a practicar, hay que recordar nuestro papel de guía y evitar que nuestros hijos cumplan objetivos que nosotros quisimos cumplir en alguana etapa de nuestras vidas, como por ejemplo cuando queremos que nuestro hijo juegue soccer pero realmente la habilidad del niño está en su destreza ojo-mano y es mejor para deportes como el tenis o basket.
  • Del mismo modo estar preparados en caso de que el desarrollo dehabilidades sea superado y por lo tanto aumente el nivel de exigencia y de participación del niño. En este caso es importante poner en una balanza el compromiso que tendremos como padres de familia en apoyar dicha disciplina, con todos los factores externos que esto supone como lo son; rotación de entrenadores, carga académica (tareas, trabajos, vida escolar), disposición de nuestro tiempo vs carga de trabajo.

Dicho lo anterior, es de suma importancia que como padres de familia estemos conscientes de las características físicas y hablidades del desarrollo de acuerdo a la edad cronológica de los niños, con la intención de que el nivel de exigencia sea el adecuado y asegure un crecimiento armónico en las tres esferas:

  • Menores de 5 años: Antes de hacerles practicar un deporte, es conveniente encauzarlos hacia un desarrollo psicomotor, de modo que vayan adquiriendo equilibrio y coordinación. Busque que en su escuela preescolar tengan instalaciones que promuevan la psicomotricidad. Vayan a los parques a trepar, escalar, saltar, cachar, etc.
  • Entre los 6 y los 10 años: La elasticidad y los músculos empiezan a desarrollarse, por lo que ya se consideran aptos para incursionar en la práctica de algún deporte.
  • Entre los 10 y los 14 años: a las características anteriores se añaden coordinación, destreza y capacidad aeróbica (condición física), lo que aumenta su espectro de actividades y permite definir especialidades.
  • Entre los 14 y los 17 años: se alcanza la fuerza muscular máxima, que conviene abocar a la práctica de una especialidad en particular a nivel competitivo.

Como diría George Foreman; “Levántense todas las mañanas buscando una aventura.”